QUIENES SOMOS
A fines de la temporada 2012 nos entrevistaron...
Julio: Silvia; Me alegro mucho de tu éxito con Prêt Punta en la primer temporada el verano pasado. Mi curiosidad me lleva a preguntarte:
- ¿cómo has podido conjugar la informática, con el arte culinario?-
Silvia: En verdad aunque no lo parezca tienen mucho en común. Soy Analista Programador y Licenciada en Educación y pienso que la informática tiene su lado artístico, porque estás continuamente creando y visualizando diferentes caminos.
Julio: Silvia; Me alegro mucho de tu éxito con Prêt Punta en la primer temporada el verano pasado. Mi curiosidad me lleva a preguntarte:
- ¿cómo has podido conjugar la informática, con el arte culinario?-
Silvia: En verdad aunque no lo parezca tienen mucho en común. Soy Analista Programador y Licenciada en Educación y pienso que la informática tiene su lado artístico, porque estás continuamente creando y visualizando diferentes caminos.
Desde hace bastantes años me he dedicado a la docencia y soy Profesora Universitaria lo que me complace enormemente y me ha dado grandes satisfacciones. Sin embargo pienso que diversificar el trabajo es una forma de crecimiento tanto espiritual como cultural. Todos tenemos dormidas locuras que un día despiertan, y eso fue lo que me sucedió.
De pronto sentí que había llegado el momento de realizar esa pasión que permanecía latente en mi interior, mi sueño de compartir cosas que hago con mis manos. Poder combinar el comer sano, natural, rico, junto a la playa, al descanso, al relax. Así conjugué el trabajo en la Universidad, trabajo del que vivo, y mi pasión por la cocina en la temporada.
Desde muy niña me enseñaron a apreciar lo natural y lo hecho en casa. Mi hogar de la infancia estaba ubicado por Pocitos Nuevo con higueras, parras, limoneros, en un fondo enjardinado que mezclaba sus perfumes con flores, plantas y verduras de estación que mi madre cultivaba. Recuerdo cómo nos divertíamos con mi hermano: descalzos pisando uvas. Mi padre, de profesión agrimensor, al retorno de sus tareas en el interior llegaba con bolsas repletas de manzanas, tomates y otros frutos, que luego envasábamos.
Me fui acostumbrando al sabor de la tierra, al sabor de lo recién cosechado y a aprender las ciencias de las conservas. Esto se combinó con los saberes que pasan de generación en generación. Mi madre heredó de mi abuela alemana los secretos de muchos platos que para mí son muy especiales. Pero mamá siempre fue muy creativa, por ejemplo ingenió una exquisita mermelada de pétalos de rosa entre otras cosas.
Cada vez más sentí necesario volver a lo natural, a lo hecho en casa y el deseo de compartirlo.
Fue así que desde hace varios años, he tomado múltiples cursos con la reconocida Chef Beatriz Marino y de esa manera perfeccionar mi arte culinario.
Julio: ¿Por qué elegiste Punta del Este?
Silvia: Punta del Este es mi segundo hogar. Mi familia viene a Punta desde que no había carretera directa, y teníamos que subir por el gigantesco repecho del lomo de la Ballena por el Camino Lussich.
Eran tiempos en que juntábamos almejas en la parada 7 de la Mansa; berberchos y caracoles en la Draga, la fantástica y “salvaje” playa de la parada 20 de la Brava. Momentos cuando hacíamos ”dedo” para ir a buscar agua dulce a la parada 8 para lavarnos la cabeza. Tiempos que cambiaron mucho a partir de la década de los 80, pero eso no afectó que festejáramos a Uruguay por Gorlero cuando salió campeón del Mundialito.
Julio: ¿Cómo te sientes al comenzar tu segunda temporada?
Silvia: Feliz y confiada: nuestra primera experiencia nos deparó enormes satisfacciones; quienes ingresaron a nuestro local como clientes, nos despedimos como amigos. Excelentes personas que ya son parte de nuestros afectos, generadoras del necesario aliento para seguir impulsando nuestro proyecto.
Estamos convencidos que vamos por buen camino, creemos que las personas cada vez más están eligiendo la comida natural que es nuestra principal característica.
De pronto sentí que había llegado el momento de realizar esa pasión que permanecía latente en mi interior, mi sueño de compartir cosas que hago con mis manos. Poder combinar el comer sano, natural, rico, junto a la playa, al descanso, al relax. Así conjugué el trabajo en la Universidad, trabajo del que vivo, y mi pasión por la cocina en la temporada.
Desde muy niña me enseñaron a apreciar lo natural y lo hecho en casa. Mi hogar de la infancia estaba ubicado por Pocitos Nuevo con higueras, parras, limoneros, en un fondo enjardinado que mezclaba sus perfumes con flores, plantas y verduras de estación que mi madre cultivaba. Recuerdo cómo nos divertíamos con mi hermano: descalzos pisando uvas. Mi padre, de profesión agrimensor, al retorno de sus tareas en el interior llegaba con bolsas repletas de manzanas, tomates y otros frutos, que luego envasábamos.
Me fui acostumbrando al sabor de la tierra, al sabor de lo recién cosechado y a aprender las ciencias de las conservas. Esto se combinó con los saberes que pasan de generación en generación. Mi madre heredó de mi abuela alemana los secretos de muchos platos que para mí son muy especiales. Pero mamá siempre fue muy creativa, por ejemplo ingenió una exquisita mermelada de pétalos de rosa entre otras cosas.
Cada vez más sentí necesario volver a lo natural, a lo hecho en casa y el deseo de compartirlo.
Fue así que desde hace varios años, he tomado múltiples cursos con la reconocida Chef Beatriz Marino y de esa manera perfeccionar mi arte culinario.
Julio: ¿Por qué elegiste Punta del Este?
Silvia: Punta del Este es mi segundo hogar. Mi familia viene a Punta desde que no había carretera directa, y teníamos que subir por el gigantesco repecho del lomo de la Ballena por el Camino Lussich.
Eran tiempos en que juntábamos almejas en la parada 7 de la Mansa; berberchos y caracoles en la Draga, la fantástica y “salvaje” playa de la parada 20 de la Brava. Momentos cuando hacíamos ”dedo” para ir a buscar agua dulce a la parada 8 para lavarnos la cabeza. Tiempos que cambiaron mucho a partir de la década de los 80, pero eso no afectó que festejáramos a Uruguay por Gorlero cuando salió campeón del Mundialito.
Julio: ¿Cómo te sientes al comenzar tu segunda temporada?
Silvia: Feliz y confiada: nuestra primera experiencia nos deparó enormes satisfacciones; quienes ingresaron a nuestro local como clientes, nos despedimos como amigos. Excelentes personas que ya son parte de nuestros afectos, generadoras del necesario aliento para seguir impulsando nuestro proyecto.
Estamos convencidos que vamos por buen camino, creemos que las personas cada vez más están eligiendo la comida natural que es nuestra principal característica.